También llamado Síndrome del hígado graso, consiste en la acumulación de grasa en el hígado y hay dos variantes:
Lipidosis hepática primaria (o idiopática), producida por un fallo metabólico sin causa determinada. Cuando los gatos obesos pasan por un ayuno prolongado (por abandono por ejemplo o que se hayan perdido), el mismo estrés puede degenerar en lipidosis.
Lipidosis hepática secundaria, es la más generalizada y viene dada por otra enfermedad primaria que provoca acumulación de grasa, como puede ser la diabetes, infecciones, hipotiroidismo, IBD (enfermedad inflamatoria intestinal) o pancreatitis.
Los síntomas más comunes son:
– dejar de comer, por lo que adelgazará y perderá masa muscular
– vómitos y diarrea, que le producirá deshidratación
– ictericia, que es la coloración amarilla en mucosas (encías y ojos)
– síntomas neurológicos por la toxicidad que acaba afectando al gato ya que su hígado no funciona bien
– hígado aumentado que se aprecia con la palpación
Con cualquiera de estos síntomas se requiere exploración veterinaria urgente. Lo más importante es la detección prematura de la enfermedad, así que, lo que os aconsejamos siempre, dedicarle tiempo a observar su comportamiento y conocer sus señales.
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